La anécdota del ceviche

Contexto

Para entender esta anécdota, debo mencionar que cuando era niño, mi padre cocinaba los fines de semana, y siempre preparaba ceviche, un plato que me gustaba comer, pero no me gustaba ayudar a preparar. Pasaba la mañana cortando, picando y pelando ingredientes, o simplemente esperando a que mi padre necesitara ayuda. Desde entonces, nunca más he vuelto a preparar un ceviche.

El Ceviche salvó la semana

Tuve la oportunidad de viajar a Alemania por un intercambio universitario. El profesor alemán que me recibió me hizo una pregunta inesperada: “¿Sabes preparar ceviche?”. Extrañamente, asentí ligeramente y respondí: “Yes, I can”.

Cuando llegó el momento, pedí ayuda a mi padre por correo electrónico. El profesor alemán me llevó de compras y gastó alrededor de 80 Euros. Mi misión era preparar una fuente de ceviche para su familia. Me sentí como un cirujano en una operación a corazón abierto mientras cortaba, picaba y pelaba los ingredientes. Pasé la prueba con éxito y aquella cena abrió muchas oportunidades. Gracias al ceviche peruano, afiancé grandes amistades y conquisté corazones.   

Cocinar se convirtió en un apasionante hobby, uno que no deseo convertir en profesión, pues quiero preservar la magia que siento al cocinar con y para amigos.

La indignación se convirtió en Ceviche

En una ocasión, vi en internet que un jugador de fútbol peruano que vivía en Alemania conducía casi 3 horas para comer ceviche en un famoso restaurante de Berlín. A pesar de no tener mucho dinero, tenía muchos antojos, así que decidí sin pensarlo mucho, hacer el viaje también. Aunque pagar 50 euros por un ceviche me dolió, esperaba que valiera la pena.

Sinceramente, me sentí decepcionado, por lo que prefiero no mencionar el nombre del restaurante. La porción era muy pequeña y el sabor era insípido. Lo único que me gustó fue la pequeña porción de maíz tostado.

Todo esto me impulsó a intentar preparar ceviche tantas veces que finalmente conseguí el sabor auténtico, el que me hacía recordar mi tiempo en Trujillo, Lima y Piura. Junto a otros amigos, creamos un grupo de cocina donde nuestro ceviche siempre recibió elogios de todos.

El Ceviche contra la pobreza

En una ocasión, mi paga apenas alcanzaba para cubrir los gastos de mudanza en Alemania, y me daba mucha pena pedir prestado. Entonces, se me ocurrió ofrecer ceviche a mis amigos del fútbol de los domingos, ¡y les gustó la idea! Afortunadamente, esto me ayudó a llegar a fin de mes. Desde entonces, ya no he tenido que hacerlo, y ahora solo preparo ceviche cuando me da el antojo.

Conclusión

Es evidente que el ceviche no es del agrado de todos, pero este plato ha tenido una presencia significativa en mi vida, y gracias a muchas experiencias, está cargado de recuerdos. Por otro lado, animo a todos a mejorar sus habilidades culinarias, especialmente si están viviendo en el extranjero y enfrentan desafíos.

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