Anécdotas con mi Padre

Hace unos días fue el cumpleaños de mi padre, el segundo que celebramos sin él. Esta ocasión me ha recordado algunas anécdotas que me gustaría compartir con todos ustedes a través de esta entrada de mi blog.

Padre al rescate

Uno de los pasatiempos favoritos de mi padre era la cocina y es un pasatiempo al que yo también me he aficionado. Había ocasiones en las que pasábamos horas cocinando juntos los domingos; aunque yo hubiera preferido aprovechar ese tiempo para jugar futbol con mis amigos, me ayudó a desarrollar mis habilidades culinarias, las que me han servido de mucho a lo largo de mi vida. Sin embargo, recuerdo una vez cuando yo era un niño en la que mi padre tuvo que hacerse cargo de mí y llevarme al kindergarten; pero esa mañana salió todo de alguna forma mal.

Mi padre se quedó dormido y tuve que desayunar lo más rápido posible. Me vistió tan rápido que ni se dio cuenta de que me puso el mandil al revés. Y para agregar algo más, me hizo un peinado que casi parecía como si fuera a un evento de Halloween. Para colmo, aquel día no llevé un refrigerio como acostumbran los niños, sino que mi padre me dio dinero para comprar algo en el kindergarten, pero allí no había una tienda disponible.

Lo sé, suena como una mañana difícil para un niño, pero también entiendo que mi padre era joven y sin experiencia. Me gustaría haber visto su reacción cuando se dio cuenta de que en el kindergarten no había tiendas. Me hace reír al imaginarme la situación.

La culpa es de papá

Uno de los recuerdos más emblemáticos de mi vida fue cuando mi padre me trajo a casa mi primera computadora. Era una computadora modelo 486, destinada para redactar documentos, pero para mí era mucho más que eso. Ese fue un momento clave en mi vida porque por primera vez tuve en mis manos una computadora personal con la que podía explorar, aprender y desarrollar mis habilidades informáticas. Fue un momento que nunca olvidaré.

Resulta que cuando tenía 9 años, estaba practicando algunos comandos de programación cuando accidentalmente ejecuté un comando para borrar todos los datos de la computadora, aunque todo parecía funcionar bien. Temiendo el regaño de mi padre, ya que en casa él solo estaba de buen humor en contadas ocasiones, invité a mi padre a usar la computadora para probar un juego de cartas que, afortunadamente, le interesó mucho. Con la excusa de ir a jugar futbol con mis amigos, pedí a mi padre que apagara la computadora cuando terminara. Así, escapé lo más rápido que pude a la calle.

Cuando regresé, encontré a mi padre muy confundido. Había encendido la computadora nuevamente, pero esta ya no funcionaba. Me preguntó si sabía que había pasado o cómo arreglarla, pero yo solo podía mirarlo con incertidumbre, sin tener una respuesta concreta. Sentía como el alma volvía a mi cuerpo, cuando mi padre suspiró resignado. Nunca le dije a mi padre la verdadera razón de aquel incidente, sin embargo, siempre recordaré esta anécdota con cariño.

Papá carpintero

Ahora que soy adulto, tengo mis preferencias, especialmente para los fines de semana. Me gusta no hacer nada y, aunque casi siempre es imposible, ya que siempre hay algo por hacer, trato de cumplir con mi deseo. Esta preferencia no es nueva, ya la tenía desde mi infancia, pero mi padre no estaba de acuerdo. Una vez, mi padre me propuso hacer una mesa de centro de madera y, sorprendentemente, acepté. Él trajo la madera y preparó un plano para armarla, y nos pusimos manos a la obra. Fue una de las pocas veces que me animé a hacer algo el fin de semana sin refunfuñar.

Todo iba bien hasta que nos dimos cuenta de que necesitábamos más madera para terminar la mesa. Mi padre tuvo entonces una brillante idea: sacrificar algo del hogar para completar nuestra meta. Al principio, no entendí su indirecta, pero luego me di cuenta de que se refería a mi cama. Así que, como buen asistente de carpintero, ofrecí una tabla de mi cama para la mesa del centro. Es gracioso cómo durante el resto del año tuve que dormir en mi cama incompleta, pero la mesa sigue ahí. Esta experiencia me motivó a intentar algo de trabajo con madera, pero esta vez con algo más pequeño para no tener que volver a sacrificar mi cama.

Conclusión

Como he mencionado anteriormente, hay muchas anécdotas positivas sobre mi padre que me gustaría compartir. Aunque no hayamos tenido la mejor relación, siempre mantuvimos el contacto en las fechas importantes, como el día de su cumpleaños. ¡Feliz cumpleaños padre!

Suscribirte a mi Blog es GRATIS y de vez en cuando te enviaré postales además de novedades de la comunidad =)




4 comentarios en “Anécdotas con mi Padre”

  1. Primo querido, Todos tenemos más de un grato recuerdo con el tío Ale, Dio te bendiga y sus recuerdos te sigan motivando a ser cada día mejor

    1. Hola Prima, gracias por tu comentario, si al final uno valorará siempre los buenos recuerdos, cuidate mucho y saludos a la Familia =)

  2. Carlos Bueno Boj

    A mi me gustaba mucho la carpintería, sin embargo poco me dediqué a ello. Lo desarrollé como un hobby, apoyándome muchas veces en carpinterías cercanas a donde viviera, principalmente en la Ciudad de México ( antes Distrito Federal) donde pude crear relaciones de camaradería con carpinteros. Con uno de ellos, fue como un abuelo – maestro quien me enseño algunas técnicas. Aprendí poco porque iba ocasionalmente, pero con él hice solo unas repisas, una consoleta ( mesita alargada) para televisión y un espejo reclinable. El Sr. se llamaba Antonio Cervantes, y tenía su carpintería creo en calle Mitla de la colonia Narvarte. Llevaba 60 años como carpintero en diversas carpinterías de esa colonia, primero como empleado y luego como autoempleado en su propia carpintería. Siempre me admiré de la sencillez para solucionar retos de carpintería, algo que atribuyo a la habilidad de síntesis que propicia la continua y amplia experiencia acumulada. En aquél tiempo era yo estudiante de Mecatrónica y necesitaba solventar gastos, y arreglaba o formateaba computadoras y a veces hacía algún proyecto de carpintería para vecinos o conocidos. El Sr. ya estaba grande y pensaba irme a trabajar con él diariamente pero nunca diel paso, no tomé la decisión. Un día lo vi con una benda en un dedo y me enteré que había ido a trabajar un domingo y con un descuido, su pulgar fue alcanzado por la sierra de banco y al no tener compañía batalló a sus más de 80 años en detener la herida, apagar todo, cerrar la cortina de acero de su local y después irse camino al tren local ( llamado Metro) hacia alguna clinica donde pudieran atenderlo. Fue una herida profunda que me parece le alcanzo el hueso, por lo que luego le quedo ese dedo desviado. En aquella travesía me contó que iba con pena en el metro porque su herida no dejaba de sangrar y temía que lo vieran y ensuciar con sangre el bagón o piso. Lamenté no haber estado allí para asistirlo. Luego el señor tuvo que cerrar y no volví a verlo aunque le llamé en algunas ocasiones para saludarlo. Posteriormente me asistí en otra carpintería fundada en los años 60’s en la colonia Doctores( peligrosa) donde trabé amistad con los 3 carpinteros que quedaban de lo que fue casi una fábrica de muebles. Ahí me apoyé para hacer una maqueta del sistema solar con medidas de 1,20 m x 1,20m, un escritorio para un amigo, repisas para familiares, un calendario que dejé sin terminar pero muy avanzado, hasta para favores personales como guardar algunas cosas en muchas ocasiones. A veces me invitaban a comer los sábados en la carpintería. También trabajé una pequeña temporada con un conocido que tenía un taller de construcción de maquetas, él un verdadero artista que le hacía maquetas a constructoras y había hecho una maqueta del Palacio de Bellas Artes que se exhibe al interior del mismo, en uno de sus pasillos de entrada. Cuando llegué a Rosenheim pensé hacer un Ausbildung en Carpintería o entrar a la carrera de Madera en la Fachhochschule, pero mi nivel de idioma y en parte mi falta de actitud y disciplina para aprender me frenaron aquella iniciativa. Por otro lado había ejercido más experiencia en la instalación eléctrica y busqué trabajo entonces como auxiliar de electricista. Veré si puedo continuar con aquél gusto por la carpintería, al menos hacer algo de modelismo tal vez. Aquí dejo un link a un pasamanos para las escaleras de una casita donde vive mi abuelita. https://drive.google.com/drive/folders/1tF2lZibdQrB7wRFnnNmwW5YpXj9GtmK9
    Saludos.

    1. Hola Carlos,

      Muchas gracias por pasar por aquí y dejar tu relato muy interesante. Sobre la actitud y perseverancia pienso que es algo que puedes lograr poco a poco construyendo hábitos y levantándote una y otra vez porque en mi experiencia tampoco es fácil.

      Por otro lado si te interesa probar otro pasatiempo te recomendaría probar haciendo un blog pues escribes bien, además sirve como un catalizador de nuestra mente.

      Saludos

Deja un comentario

Tu comentario es valioso para el crecimiento de mi blog. Puedes hacerlo de FORMA ANÓNIMA y una vez aprobado por el administrador, se mostrará en el sitio. ¡Gracias por ser parte de esta comunidad!