Recomendaciones para disfrutar de los Mercados navideños y salir caminando

Durante el mes de diciembre, tanto en Alemania como en Austria, se inauguran los mercados navideños para animar el inicio del invierno. En este artículo, voy a compartir contigo mis anécdotas y recomendaciones para que puedas disfrutarlos al máximo.

MI PRIMERA VEZ

Mi primer invierno en Alemania fue increíblemente duro debido al frío intenso y la falta de sol. Sin embargo, descubrí un oasis en medio del invierno: el mercado navideño. Me maravillé con las luces brillantes, el aroma a amaranto y la atmósfera cálida.

A pesar del frío, la gente disfrutaba de vino caliente y yo opté por un chocolate caliente, una experiencia nueva bajo la nieve, además de necesaria.

Probé delicias como Schmalzkuchen y patatas fritas con mayonesa. A pesar de quedarme sin dinero, regresé al día siguiente emocionado como un niño. El mercado navideño es conocido como Weihnachtsmarkt en alemán y Christkindlesmarkt en Baviera, ¿Lo sabias?

¿QUE SE PUEDE HACER?

El mercado navideño es el lugar perfecto para escapar de la rutina, especialmente si vas solo. Aquí se pueden encontrar presentaciones musicales, diversas opciones de entretenimiento para niños y adultos, y una amplia selección de comida callejera que varía según la ciudad.

Por lo general, este mercado es el punto de encuentro de grupos de amigos que disfrutan de charlas animadas acompañadas de vino caliente, hasta que el mercado cierre o el dinero se termine.

Además, es notable que muchas parejas eligen este lugar para tener su primera cita. A menudo se puede ver a personas tratando de reconocer a sus acompañantes mirando fotos en sus teléfonos móviles.

HABLEMOS DE DINERO

El mercado navideño, sin lugar a duda, no es económico. Por esta razón, muchos acuden unas horas antes del cierre para controlar sus gastos. Haciendo un cálculo rápido, fácilmente se puede gastar hasta 30 euros en una hora sin darse cuenta.

Los precios no son uniformes y varían según la ciudad. Según mis averiguaciones, las bebidas oscilan entre 6 y 8 euros. Además, está arraigada la cultura de las propinas, aunque no sea obligatorio legalmente, se percibe mal no dejar algo.

En cuanto a la comida, los precios fluctúan entre 5 y 15 euros, dependiendo de si se pide pan con salchicha, algún postre o frutas bañadas en chocolate. Normalmente, en estos establecimientos no se acostumbra a dejar propina, aunque suele haber un recipiente para ello en el mostrador al pagar.

Es esencial tener en cuenta que el pago se realiza generalmente en efectivo, por lo que es aconsejable llevar suficiente dinero o al menos saber de antemano dónde están los cajeros automáticos. Si se puede pagar con el móvil mediante NFC, hay que tener cuidado de que el teléfono no se apague debido al intenso frío.

TRABAJANDO EN EL MERCADO

En un momento de necesidad, recordé que una amiga solía trabajar en mercados navideños y festivales, generando buen dinero en poco tiempo. Busqué opciones en línea y terminé vendiendo almendras acarameladas.

El puesto fue un éxito total, con la cola más larga del mercado. Incluso salí en la foto de un diario local, que mencionaba la popularidad del negocio. Atribuyo el éxito al dueño, quien preparaba las almendras frente al público, entreteniendo con su show y humor.

Fue una experiencia bonita, aunque no continué porque conseguí un empleo como desarrollador. El único inconveniente era regresar a casa, a medianoche, en bicicleta por la nieve y los caminos resbaladizos, además del olor a vainilla y caramelo que quedaba impregnada en la ropa inclusive después de lavar. A pesar de todo, fue divertido y recuerdo el empleo con mucho cariño.

EL GRUPO DE APOYO

Una noche, me encontré con un buen amigo por casualidad en el mercado navideño. Mientras conversábamos, una mexicana se unió a nosotros al reconocer que éramos latinos. Poco después, se nos unió un alemán que hablaba español. Sin darnos cuenta, tuvimos una conversación tan animada que casi no notamos que el mercado navideño estaba a punto de cerrar.

En realidad, más que un grupo de amigos, unidos por la casualidad, parecíamos un grupo de apoyo, compartiendo nuestras experiencias invernales. El alemán añoraba Argentina y contaba los días para regresar. Después de darnos ánimos, la mexicana mencionó “casualmente” algo sobre una fiesta de reguetón esa noche. El alemán ni corto ni perezoso preguntó: “¿Por qué no vamos todos?” y yo respondí: “¡Amén, hermano!”

Claro, aquella noche fue increíblemente divertida, todo fue tan espontáneo. Al final, la mexicana y el alemán se marcharon juntos sin despedirse, lo triste es que no intercambiamos números o redes sociales, y por más que intento, no recuerdo sus nombres. De todas formas, caminé a casa contento, agradecido por el gran ánimo que el grupo me brindó esa noche.

UNA NOCHE DE TERROR

Un día, Kevin, después de una cena familiar, me animó a jugar billar en un bar. Hubiera sido una noche normal si no fuera porque, a mitad de la noche, me dijo insistentemente: “¡Vamos al baño!”. Al llegar, un tanto nervioso, le pregunté si todo estaba bien. De repente, metió la mano en su pantalón y sacó una botella de aguardiente antioqueño.

No soy un experto en aguardientes, pero la bebida parecía bastante suave. Después de cada visita al baño para beber, notaba que el alcohol me afectaba más, por lo que decidí que era hora de volver a casa. Tomé mi abrigo, abrí la puerta y al ver la nieve, perdí la memoria. Al día siguiente me encontré en mi sofá con un flashback de Kevin ayudándome a caminar mientras nevaba.

Después de salir al frío, mis recuerdos con Kevin se desvanecieron. Según me han contado, empecé a dar pasos torpes hasta caer al suelo. Fue entonces cuando Kevin intervino para socorrerme y me llevó a casa, la que afortunadamente estaba cerca del bar donde estábamos. Se que esta situación no se dio en un mercado navideño, sin embargo, historias similares ocurren a menudo debido a las bebidas con alcohol y las bajas temperaturas.

CONCLUSIÓN

Aunque el presupuesto sea ajustado, visitar el mercado navideño es una experiencia alegre. Sin embargo, el frío intenso de diciembre puede importunarnos haciendo que los dispositivos se apaguen y que el alcohol nos afecte más rápido al beber vino caliente. ¿Ya has visitado el mercado navideño?, de seguro te encantará.

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