Historias de Propósitos de año nuevo y sus desenlaces

Al igual que muchos de ustedes, cada año nuevo hacemos una lista de deseos y propósitos, pero siendo honestos, no logramos cumplir todo. En este artículo, compartiré historias sobre mis propósitos de años pasados y los de algunas personas que he conocido a lo largo del tiempo.

EL NÚCLEO DE NUESTRAS METAS

Durante mis años universitarios, mientras trabajaba en mi tesis de bachillerato, atravesé un periodo de estrés en el que cuestioné cada paso que daba. Me preguntaba: ¿Por qué estudio? ¿Por qué elegí esta carrera? ¿Cuáles deberían ser mis próximos pasos?

Aunque respondía a cada una de estas preguntas por mí mismo, al final, todo se resumía en que mi motivación para hacerlo todo era simplemente buscar la felicidad. Sin embargo, surgió una nueva interrogante: ¿Entonces, ¿no soy feliz ahora? Esto me llevó de nuevo a reflexionar sobre mi futuro y mis motivaciones.

En mi opinión, esto encapsula cada una de nuestras metas; creemos que nos llevarán a la felicidad. Sin embargo, a veces nos desmotivamos no porque la meta sea imposible, sino por nuestros malos hábitos y falta de organización. Me di cuenta de esto al concluir mi tesis, ya que logré completarla con éxito cuando finalmente trabajé de forma más metódica y organizada.

ORLANDO Y EL HELICOPTERO

En Alemania, conocí a Orlando, un individuo que, a pesar de tener unos años más que yo, llevaba un ritmo de vida acelerado organizando fiestas casi cada fin de semana. Además, se había embarcado en una maestría en alemán y con una beca nada despreciable.

La vida parecía sonreírle a Orlando. La víspera de año nuevo, durante nuestra reunión con amigos, alzamos nuestras copas por el año entrante. En medio de la celebración, Orlando afirmó: “El próximo año terminaré mi maestría y conseguiré trabajo en una petrolera”. Bromeó diciendo que, probablemente, me llamaría desde un helicóptero para llevar chicas a una de sus legendarias fiestas.

Al año siguiente, lamentablemente, yo no contaba con tantas amistades femeninas, y Orlando, por su parte, decidió dejar la maestría y su beca. Alegó que las matemáticas eran un obstáculo insuperable debido a su edad y optó por enfocarse en estudios técnicos.

ÁLVARO Y EL ALEMÁN

Mi muy buen amigo Álvaro acababa de finalizar su maestría en inglés en Alemania con excelentes calificaciones. Tenía un plazo de poco más de un año para encontrar un empleo formalmente. Desde mi perspectiva, Álvaro tenía todas las cartas a su favor y, de hecho, era una gran fuente de inspiración para mí.

Antes de que llegara el año nuevo, celebramos el final de sus estudios brindando por su logro. En tono jocoso, comenté: “Seguramente encontrarás un trabajo y te convertirás en un ricachón”. Sin embargo, al año siguiente, Álvaro se encontró con la dificultad de no conseguir empleo sin hablar bien alemán, por lo que decidió postular a otra maestría, esta vez en alemán, con el propósito de mejorar su dominio del idioma.

Tras completar su segunda maestría en Alemania al año siguiente, finalmente consiguió un trabajo en el país. A mi pesar, después de un tiempo, tomó la decisión de regresar a su querido México, aunque esta vez más por motivos personales, ya que finalmente había logrado establecerse en Alemania.

LA VISA DE TRABAJO

Por casualidades de la vida, tuve la oportunidad de visitar Alemania durante las festividades de Navidad y Año Nuevo. Recuerdo claramente haber tomado la decisión aquella noche de Año Nuevo de regresar a Alemania para trabajar, ya que había comenzado el proceso de homologación de mis estudios en ese país.

Mientras me encontraba en el aeropuerto de regreso a Perú, leía algunos artículos sobre la nueva gripe de Wuhan y pensé que probablemente sería similar a casos pasados como la gripe aviar o porcina, imaginando que no escalaría. Como habrás notado, estaba completamente equivocado.

Ese año, dos sucesos cambiaron el curso de mis planes. En primer lugar, finalmente logré la homologación de mis estudios en Alemania, lo que me permitiría aplicar para una visa de trabajo sin problemas. Sin embargo, en segundo lugar, las visas de búsqueda de empleo y otras fueron suspendidas debido a la pandemia.

DIEGO Y EL AMOR

Diego era un gran amigo que conocí en reuniones de amigos en común. Siempre destacaba por su excelente educación y su tendencia a vestir de manera formal pero llamativa. Aunque nunca lo mencioné por respeto, quizás debido a mi ignorancia, había interpretado erróneamente su elegancia como una posible señal de que era gay.

Con el paso del tiempo, nos encontramos nuevamente en otra reunión donde compartimos nuestras preocupaciones. Fue entonces cuando mencionó que en Año Nuevo había deseado encontrar el amor, pero hasta ese momento las cosas no iban bien en ese aspecto.

En ese momento, le comenté sobre un amigo mío que era gay y que tal vez podría interesarle. Diego, entre risas nerviosas, me aseguró que no era gay y, entre balbuceos, me disculpé sin poder encontrar las palabras adecuadas. Años después, supe que se había casado y se le veía muy feliz.

CONCLUSIÓN

Ya sea que anhelemos salud, dinero o amor en el Año Nuevo, la verdad es que nos encontraremos enfrentando circunstancias que nos pondrán a prueba o que nos mostrarán nuevos caminos. Personalmente, la pandemia me brindó la oportunidad de retomar mi maestría, dándome una segunda oportunidad para finalmente completarla.

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